Carlos Baliño es un personaje destacado dentro de la historia de Cuba. Fue el único hombre que fundó los dos Partidos que en su momento sirvieron de guía al país: el Revolucionario Cubano y el Comunista de Cuba.

Es natal de Pinar del Río. Sus estudios, desde un inicio, se vieron frustrados en varias etapas. Primero abandonó los estudios de teneduría y arquitectura, luego se vio obligado a dejar la academia de San Alejandro debido a que su padre fue encarcelado.

Conseguir trabajo en la Isla le costó demasiado y todos los intentos fracasaron. Eso condicionó su partida a Estados Unidos en 1868 donde convivió por algún tiempo.

En el exilio desarrolló una amplia labor revolucionaria. Se desenvolvió como tabaquero y entre el olor de las hojas, fungió como vocal y fundó algunos gremios obreros. Redactar para diarios fue también otra de las labores que desarrolló.

En el año 1892 conoció a José Martí, lo que quizá fuera una de las cosas más trascendentes en su labor. Inmediatamente después se hizo suscriptor de las bases y el acta de constitución del Partido Revolucionario Cubano.

Los declives económicos lo obligaron, nuevamente, a buscar en otro sitio más holgura; es cuando se trasladó a Georgia. Allí presidió el club Leopoldo Turla, entre otros.

La labor desempeñada por Baliño en Estados Unidos fue de gran importancia. Las recaudaciones de capital, los artículos que entregó a numerosos periódicos, el trabajo con los clubes y la labor de propaganda, sirvieron sobre manera para fomentar la Revolución que se hacía en la Isla.

Regresó a Cuba en 1898 y aún lo persiguió la mala suerte, pues no encontró trabajo en los grandes centros de producción y se vio obligado a laborar en pequeños chinchales torciendo tabaco.

Fue integrante, por la época, de diversas organizaciones, todas para impulsar la liberación de Cuba.

En la imprenta donde se editaban varios boletines a cargo de Baliño, conoció a Julio Antonio Mella: otra etapa importante en su vida. Tiempo después en 1925, en su unión, funda entonces el Partido Comunista de Cuba.

Apenas un año más tarde falleció en La Habana. En su honor el periódico El boletín publicó un artículo titulado “La caída del roble”.

La labor de Baliño fue muy prolífica y fundamental en el de cursar revolucionario de esos años en la Isla.

Elaborado por la Dirección de Comunicación Institucional 

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