Ellos se visten de verde, de blanco, de negro, de azul…, los trajes de nylon y gafas grandísimas, hacen desaparecer sus rostros juveniles. Todos se parecen. Las manos llevan guantes dobles y el calor les corre por el cuerpo en forma de gotas. Hacen de todo, como si fueran máquinas de escribir en una gran redacción periodística que apuesta por la vida. Todos se parecen. Ellos rompen el silencio de una pandemia que habita en los cubículos del Centro Especializado Ambulatorio (CEA) “Héroes de Playa Girón”, en Cienfuegos.

No podían dejar morir el 4 de abril y de colores pintaron el aniversario 59 de la Unión de Jóvenes Comunistas allí, en medio de la zona roja.

“A mí me ha tocado trabajar las dos veces en la terapia…, la primera como regidora, limpiando los cubículos de los pacientes positivos y las áreas comunes donde transita el personal que trabaja aquí, siempre bien protegidos. El traje  de cosmonautas, como le decimos, da mucho calor y es incómodo para moverte; hace que el trabajo sea un poco agotador, pero es solo mi granito de arena a una dura causa”, dice vía WhatsApp Solangel López Cruz, joven profesora de la Universidad de Cienfuegos, institución educativa que ha sido vital en la lucha contra la Covid-19 al centro sur de Cuba.

Hasta el CEA fueron autoridades de la organización juvenil para reconocer la labor extraordinaria de quienes voluntariamente sostienen procesos de servicios en esa institución hospitalaria, donde están los casos más críticos y graves que padecen el nuevo coronavirus. Por ese centro ya han pasado once brigadas de cienfuegueros, que de manera voluntaria apoyan en lo que se necesite.

Ellos también llevaron regalos para los niños pacientes que allí son monitoreados sistemáticamente. Y bajo del “traje de cosmonauta” regalaron sonrisas de colores. No se olvidan esos gestos cuando todo parece tan desolador.

En Cienfuegos más de 700 jóvenes están vinculados a tareas de impacto contra la Covid-19; la zona roja es unas de las labores difíciles a las cuales ellos se enfrentan.

“Estar aquí no resulta cosa fácil, ni como paciente, ni como personal de salud, menos para mí o para cualquier otro que le ha hecho frente a la Covid-19. Es una experiencia única, que hay que vivirla para saber la reacción que causa chocar con la realidad de una pandemia mundial que no tiene cara alguna.

“Es duro ver como un paciente entra asintomático y con el paso de los días su situación empeora. Muy triste ver a niños pequeños que no saben ni han vivido mucho la vida y terminan positivos en una cama del CEA. Hemos vivido cómo la muerte por Covid-19 no entiende de edad, sexo, raza o clase social, esa es de las cosas que más me ha dolido ver”, agrega López Cruz.

La tasa de incidencia del nuevo coronavirus acumulada en la provincia es de 283,4 por 100 mil habitantes, y en últimos 15 días supera los 61,6 por 100 mil habitantes. Hay un total de 20 centros de aislamiento para las diferentes categorías; en cada uno de ellos los jóvenes apoyan con la voluntad de aportar más allá del silencio pandémico, y en esa actitud va la esencia humana del hombre nuevo.

Por: Zulariam Pérez Martí

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