Las madres son seres especiales, su fuerza y pasión devienen “cosa de otro mundo”. Cuando se es madre dejas de pertenecerte, tu libertad ya no lo es tanto, pero no importa, disfrutaste entregar tus alas y te ocupa enseñar a volar.

Existen personas que desbordan, con extraordinaria facilidad, sus sentimientos maternales. Y es que, aunque estén dispuestas a hacer lo que se necesite y entreguen todo de sí por cumplir con los deberes laborales, la prioridad por los hijos supera la “fuerza divina” de cualquier súper héroe.

Nuestra entrevistada, en este día de la madre cubana, es de esas mujeres que se implican en lo que sea y pone todo de sí para hacerlo bien, pero primero: Tengo que saber de las niñas y luego me planifico (…) Aquí estoy con las niñas, hagamos el trabajo más rápido (…) Cuenten conmigo, ya dejé a mis hijas seguras… y así.

Fruto del amor de Nelda Mileydys y Ernesto Ramón, nacía el primer viernes de junio de 1975, en Cienfuegos, Noharis Sochi Alzuri Barrueta. Angela, su hermana, tendría compañía en lo adelante ante cada desafío, ante cada travesura, y a la postre, una relación especial para toda la vida.

Silvia, su abuela paterna, y Nani, a quien amó como otra abuela, fueron las responsables de su educación y formación. “Mi infancia fue muy feliz, todos en casa. Además de las labores escolares, ellas fueron las protagonistas de incentivar en mí el cariño inmenso que tengo hacia la figura de José Martí, me enseñaron a decodificar cada letra de sus poemas…”. Y con el recuerdo en la mirada, Noharis nos sigue contando: “…una de las primeras canciones que me enseñaron fue la de la calle de Paula, no recuerdo su nombre. Mi abuela (Silvia) me acompañaba en el piano y era como el himno cada vez que llegaba alguna visita. Yo, orgullosa, hacía la presentación sin protestar”.

Noharis junto a su padre Ernesto Alzuri y su única hermana Angela Imilla.

La, hoy, Decana en la Universidad de Cienfuegos, decidió que, realizarse como profesional de la Literatura era su camino. ¿Cómo llega hasta aquí?

Comencé mis estudios en el año 1980, con cinco años, en la primaria Guerrillero Heroico de donde guardo muy gratos recuerdos. Mi maestra de preescolar fue Luisa Pérez, una de esas maestras que te convierte en hija, jamás olvidaré la forma de contar un cuento, ahí comenzó mi gusto por leer y narrar. Luego cursaría los estudios secundarios en la ESBU “5 de Septiembre” y el preuniversitario transcurrió en la antigua ESPA provincial. Esta etapa de mi juventud fue genial, algunos de mis compañeros son mis amigos en la actualidad.

En el otrora ISTEC (Instituto Superior Técnico de Cienfuegos) empecé a estudiar el sueño de mi vida: ser profesora de Literatura. El Español me gustó después, pero el arte de la expresión verbal es mi pasión de siempre, acompañada de la Historia. No puede analizarse ninguna obra sin ir a la historia, es entonces que se descubre la verdad, las intenciones expresadas y muchos conflictos.

Graduada con Título de Oro culmina su carrera universitaria y asume nuevos retos en su vida personal y profesional.

En el momento de mi graduación me encontraba viviendo con mi abuela, pues mi madre había fallecido en el año 1991 y mi padre se encontraba trabajando en Haití. Tenía la responsabilidad del cuidado de mi abuela y de Nani y tras el fallecimiento de ambas me incorporo, en el año 2000, a una de las tareas emergentes y priorizadas del momento, la Escuela de Formación de Maestros Primarios. Volví a encontrarme con mis profesores de la Universidad y a perfeccionar lo estudiado en la teoría. Una experiencia inolvidable y muy bonita.

Es en el año 2004 que vuelvo a laborar en este mismo sitio, hoy sede “Conrado Benítez García” de la UCf, antes Instituto Superior Pedagógico. Bajo la dirección del querido y estimado Dr.C. Alexis Calzadilla, ocupo la responsabilidad de Vicedecana docente en la, entonces, Facultad Media Superior.

Religiosa y militante

Creo en el ser humano, en su utilidad y en el bien de todos con iguales oportunidades. Soy católica desde niña, de hecho, fui una de las primeras religiosas militantes de la juventud en Cienfuegos. Integré la Unión de Jóvenes Comunistas desde la edad de 14 años con un proceso de excepcionalidad y me incorporé a las filas del Partido Comunista de Cuba a los 20 años. Tuve doble militancia por un período de cinco años.

Sochi puede hablarte durante horas y no te percatas del tiempo transcurrido, te mira a los ojos y te pierdes en la emoción que desborda. Cada frase viene acompañada de “adornos” que se reinventa para que te resulte útil su información, su consejo, o simplemente, su apoyo a todo aquello que cree, merece atención.

Esta mujer, hecha a sí misma, ha vivido momentos hermosos, ha disfrutado soñar, ha amado y ama con todo su ser, ha sufrido decepciones, ha llorado en silencio… Luego de un primer matrimonio, la posibilidad de convertirse en madre parecía escaparse de sus manos y sabiendo que esto le oprimía el alma, decidió mirar hacia adelante y aceptar la vida tal cual se presentaba. El futuro de este ser maravilloso, se antojaba extraordinario y con grandes sorpresas, solo que ella no podía adivinarlo.

El amor para siempre, el milagro

En estos mismos pasillos, que camino a diario, conocí a mi actual esposo y más fiel compañero, profesor y Máster en Lengua Inglesa, Roberto Torres Hernández. Robert, como cariñosamente lo llaman todos, es una persona especial, nuestros caracteres son completamente distintos y ahí ha estado la esencia de nuestra relación de casi 17 años. Él es una persona muy inteligente y capaz. Admiro la exquisita memoria que tiene y su capacidad de concentración. Hemos unido las potencialidades de ambos y sobre la base del respeto, creamos una familia.

Al principio de la relación no imaginé que iba a ser parte de mi creación más hermosa, ya no confiaba en la posibilidad de ser madre y hoy, siento el orgullo de saberlo padre de mis dos hijas: Marianela Torres Alzuri y Anabela Torres Alzuri.

Noharis y su esposo Roberto.

Marianela

Hasta el momento en que conocí que estaba embarazada, pensaba que muchas cosas eran imposibles. La amé al saberla en mi interior, incluso antes de escuchar latir su corazón. El embarazo de mi primera hija no fue planificado, Dios me permitió tener esa alegría y fue bienvenida con creces… hace una pausa, de esas que te dejan el alma emocionada y las lágrimas a punto de estallar. Jamás imaginé después de tanto tiempo poder quedar embarazada y fue así, sin esperarlo. Tenía 33 años. Cuando vi su carita y tomé su mano, entonces confirmé, en ese instante, que daría la vida por ella.

Marianela ya tiene 13 años, y me convirtió en MADRE el 23 de enero del año 2008. Estudia en la EIDE provincial, practica una de sus pasiones, el Tenis de Campo, y con excelentes resultados. Es una adolescente muy responsable, seria y callada. Le gusta estudiar lenguas extranjeras y tiene planes de ser intérprete del idioma Chino u otros.

Ser madre es una responsabilidad sin límites que llega para quedarse como un sello eterno, no importa lo que te digan, no importa donde estés, no importa la escasez y las políticas, ser madre es amor.

Anabela

Ya tenía 36 años y la familia se hizo más grande, llegó al mundo mi segunda hija. No pudo ser un parto natural tuvieron que planificarme cesárea, la niña estaba completamente sentada. El 19 de febrero de 2011 llegaba un nuevo ser a nuestros corazones y se convirtió en sinónimo de más fuerzas para enfrentarlo todo. Al nacer nada fue distinto, el amor y el deseo de mimarla fue el mismo, corroboré que nunca estarían solas, que sus problemas serían los míos y que mi deseo es estar a su lado hasta el final de mis días.

Anabela tiene 10 años y estudia en la EIDE provincial la disciplina de Natación. Ana, desde pequeña fue una niña un poco gordita y decidimos que debía practicar algún deporte. Comenzó la Natación y debo destacar que ha obtenidos resultados no esperados por nadie, pues es muy perseverante y disciplinada. Risueña y dispuesta siempre. Además, le gustan las matemáticas y sueña con tener una empresa de software.

Anabela y Marianela.

Mamá con metas profesionales

Poco después del nacimiento de mi primera hija, defendí la tesis en opción a Máster en Educación. Fue una bebé muy tranquila, lo que me permitió emprender el nuevo y hermoso camino de mamá, y continuar mi desarrollo profesional.

Sin embargo, de alguna manera, fue la intranquilidad de mi segunda hija lo que me impidió continuar los estudios doctorales, pero ellas (sus hijas) son lo primero en mi vida y decidí esperar. Cuando fue posible, continué la ruta que ya había comenzado. En el año 2016, recién realizada la predefensa de los estudios de doctorado en Ciencias Pedagógicas, asumo la dirección del Departamento de Español en la actual Facultad de Humanidades en esta, Mi Casa UCf. Posteriormente, en este mismo año, realizo la defensa de este programa de posgrado.

En el año 2018 y hasta la fecha, asumo la dirección del Decanato de la misma Facultad. He trabajado siempre en la Universidad y en la Facultad de Humanidades, donde me formé y por la que tengo un gran sentido de pertenencia. Amo trabajar, disfruto mucho lo que hago laboralmente, aunque son mis hijas, el centro que mueve mi mundo. Ellas son mi razón para vivir feliz y enamorada.

Lo que guarda el corazón

He tenido momentos felices, pero otros han sido muy tristes y mi único refugio es mirar a mis hijas, entonces me doy cuenta de que por ellas soy capaz de luchar contra todo y contra todos. El vacío en mi alma  lo llena su cariño, su disciplina y sus indisciplinas también.

La vida me enseñó que los planes con los hijos no existen, surgen así, sin pensarlo. Las mejores personas llegan sin buscarlas y el mejor abrazo es el inesperado. Me hicieron ver que pueden existir muchas miradas, pero llega una, la de ellas, y te cambia todo. Mis planes los hacen ellas y Dios.

Les deseo que estudien mucho, estudiar es una maravillosa experiencia. Les comparto la idea que sean ávidas lectoras, pues en los libros serán capaces de descubrir y vivir historias que las harán libres y felices. Les pido que nunca dejen de soñar, no faltarán personas para el desaliento, pero la meta es nunca dejar de perseguir sus ilusiones enfocándose en lo bueno y virtuoso. Les enseño que sean gentiles, con ellas y con los demás, que tengan la sensibilidad de pedir ayuda, de reír, de llorar, de agradecer, de cumplir con la palabra, de vencer los miedos con sabiduría siendo ellas mismas, y por sobre todas las cosas, les pido encarecidamente que aprendan a perdonar. Siempre tendrán nuevas oportunidades con su alma pura.

Sin dudas, Noharis Sochi, ama ser mamá. Se declara mejor ser humano desde que Marianela y Anabela habitan su ser. Su actitud emprendedora crece con tan solo, verlas sonreír.

Por: Maydel Gómez Lago



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

diecisiete − doce =

4 + 1 =