Ser padre implica, y es, más que servir de retaguardia. Es entregarte por entero a construir todo lo bueno que te faltó, todo lo que soñaste y no fue, o simplemente, conocer el amor como nunca antes.

Los papás son la alegría de sus hijos, el sostén que también abriga los avatares de mamá, es la ternura de las niñas y la fuerza de los niños. Papá es ese encanto tremendo que, aunque a veces no está, embriaga los ojos de placer al verle llegar.

Félix para nosotros, Arnol para la familia y coterráneos de su “Limones” querido, o Santana para quienes le conocieron en las FAR; es un papá a prueba de todo. Desde adolescente decía que: “Yo voy a tener muchos hijos, quiero que siempre cuente, cada uno de ellos, con más de un hermano”, y luego, cuando pensaba que no sería así, la vida fue cambiando a favor de ese sueño.

Empezar un nuevo camino

A la Universidad de Cienfuegos llega, en 1997, de la mano de Miriam Alpízar (otrora Decana de la facultad de Economía, hoy Viceministra del MES), quien le ayuda a comenzar un nuevo futuro laboral, en la entonces facultad de Ingeniería Mecánica. Por ese tiempo ya disfrutaba el privilegio de ser papá. Acompañó, en todo momento, la llegada al mundo de su primera hija. No sabíamos que sexo tendría, todo se supo cuando nació. Yo siempre quise varón, pero cuando la vi y tuve en mis brazos, olvidé eso y disfruté tener conmigo una niña. Leydi es la primogénita, la que, de alguna manera, consiento más. Ya tiene 25 años y aún recuerdo aquel 28 de septiembre, cuando llegó al mundo. Ya mi niña se hizo mamá y me regaló al primer nieto. 

Empecé a trabajar en la Universidad, al tiempo que construía la casa donde viviríamos. A pesar del cansancio que conlleva esa tarea, recuerdo aquel tiempo como buenos años. En la facultad tuve responsabilidades de administración y conocí a personas que, hasta hoy, son mis amigos. Asumí otras tareas en el Hotelito y en la antigua Casa de Visitas, pero regreso nuevamente al decanato. El profesor Víctor Millo terminaba sus funciones como Decano y continúo trabajando con Cabello, quien a los pocos meses es nombrado Rector (Juan José Cabello, Rector 2002-2006) y decide que me traslade a trabajar con él.

Llegó el “timón” de un carro a sus manos y fue para siempre

En el año 2000, responsabilidades de trabajo le impidieron estar en el momento que nacía Lisbet, su segunda hija, pero en cuanto pudo fue a su encuentro, era la esperanza de tener el varón que siempre quiso. Durante este embarazo tampoco supieron que sexo tendría el bebé en camino, y al llegar al hospital, cuando conoció a su “otra niña” entendió que ser padre era lo que más disfrutaba, y otros deseos ya no importaban tanto. “Mi segunda hija es el cariño hecho persona, siempre está arriba de mí. Es amorosa con todos, pero siento que su cariño es especial; parecido a lo tanto que la quiero”.

Por esos años ya había asumido que solo tendría a mis dos hijas y las tareas del trabajo me imponían retos diferentes. Trabajé como chofer de Cabello y luego de Cogollos por 12 años (Juan Bautista Cogollos, Rector 2006-2018). Durante este tiempo pasaron muchas cosas y hubo cambios importantes en mi vida. 

Manejar no es un oficio fácil. Tienes la responsabilidad de otras personas en tu conducta, y los horarios casi nunca te dejan descansar lo suficiente. Sin embargo, esta tarea la disfruto, me he acostumbrado a ella, o ella a mí – lo dice con su forma peculiar de hacer chistes-. Al principio me decían “choca, choca”, pero la verdad no he tenido nunca ningún accidente, y sí he asumido, con mucha “discreción”, golpecitos de otros – y vuelve a reír, recordando momentos que solo él sabe-.  

Por fin el hijo varón y por partida doble

En mi vida personal hubo cambios que me regalaron otras sorpresas. El comienzo de un segundo matrimonio puso delante de mí la posibilidad de tener más hijos –tal cual el deseo de joven-. Y así fue. El 5 de diciembre del 2010 llegaba a mi vida Kevin y allí estuve para recibirlo. Desde pequeño, me exige que esté más tiempo con él, que trabaje menos… no se deja engañar fácilmente.

Sin dudas, este hermoso niño, posee una agilidad y espontaneidad increíbles, y el amor por su padre es muy fácil de sentir. Cuentan que ante una disyuntiva para algunas personas, él, que se encontraba muy cerca y atento, de pronto irrumpió el espacio y sentenció: “llamen a mi papá, él todo lo resuelve”. El padre, todo orgulloso, siempre tiene una nueva anécdota de Kevin para contar, y no faltaron durante el desarrollo de esta entrevista. 

A los dos años, del primer varón, me llegó el cuarto y último hijo, hasta ahora… Keiler, es el más pequeño, a quien también pude conocer aquel 13 de agosto cuando abría sus ojos por primera vez. Ningún hijo sustituye el amor por el otro, este sentimiento se hace más grande. Eso no se puede explicar, pero se siente muy claro. Esta etapa fue un poco fuerte porque los dos niños eran pequeños y, a veces, no había podido descansar nada y debía salir a manejar, incluso viajes largos. Sin embargo, los peores momentos para mí es cuando se enferman –hace una pausa, y ves a otro hombre delante de ti, sus ojos tienen lágrimas, y es que pensar en ello le debilita, no le hace bien-. Logra continuar y termina: Todos los niños me gustan, disfruto a los míos y la compañía de otros… saberlos enfermos es algo que no debiera pasar nunca.

En el año 2018 nuestro #PadreUCf, asume la responsabilidad de dirigir el Departamento de Transporte en la Universidad; labor que desarrolla hasta la actualidad.

Félix Arnol Santana González, también es un valiente

Es común verle con dos teléfonos a mano (uno de ellos personal que usa, de igual manera, para trabajar) recibiendo solicitudes, dando indicaciones, organizando… también se hace común no verle porque siempre está de un lado para otro, es difícil encontrarle quieto. Las condiciones materiales no siempre le permiten solucionar las necesidades de todos, y ello le causa inconformidades consigo mismo.

Intento quedar bien con todos, o por lo menos resolver el problema más urgente, aunque sé que no siempre se queda bien. Las molestias se me pasan rápido, casi siempre ando de buen humor, pero cuando algo no sale como debe ser, me hace mal. A mí me gusta trabajar y que todo, donde esté, se haga lo mejor posible. Casi toda mi vida profesional y personal ha estado vinculada a esta Universidad, por eso separarme de las cosas de este lugar, no me es fácil.

La costumbre de tantos años y el deber cotidiano, ha hecho que Félix se levante todos los días a las cuatro de la madrugada y termine la jornada a la once de la noche. Este tiempo de pandemia le ha impuesto retos superiores y menos recursos materiales para alcanzarlos. El sostén y funcionamiento de los centros de aislamiento que funcionan en la UCf, también depende de él y los suyos.

Hace un tiempo estoy trabajando de lunes a lunes, y sinceramente no tengo tiempo para el cansancio. Me gusta cocinar y hoy, que la vida me provocó cambios en lo personal, debo hacerlo con frecuencia. Cuando cocino me entretengo y olvido un poco el trabajo, pero lo único que logra darme paz absoluta, es hablar con mis hijos. Los más pequeños ahora los tengo distante de mí, solo me queda la posibilidad de conversar con ellos por teléfono. De alguna manera, poder visitar a las mayores, (sus hijas) me alivia.

Ante la interrogante si creía le han reconocido suficiente su trabajo y entrega, su respuesta no dejó dudas: De tanto hacer, a veces no me doy cuenta del tiempo o todo lo que hago. No trabajo para reconocimientos. Por ejemplo, nunca he sido Premio del Rector, pero siempre tengo las mismas motivaciones y ganas de trabajar.

El paradigma de felicidad

La felicidad para mí, son mis hijos. Pongo los pies en la tierra y sé que muchas cosas no serán posibles, pero mi sueño es tener una casa y a su alrededor, a todos mis hijos con sus familias. Escuchar a mis pequeños hablarme por teléfono y decirme cada 5 segundos: “papá te quiero mucho”, es mi mayor fortuna.

Yo he logrado muchas cosas en mi vida, y otras me faltan porque, como todos saben, soy joven todavía –rompe a reír y termina la frase- la mayoría de la gente se sorprende cuando les digo que tengo 50… No sé si la vida me regale más hijos, todo puede ser, pero mi mayor orgullo lleva el nombre de mis niñas y niños. Todo lo que hago es por y para ellos.

Mi deseo es que sean felices, que siempre cuenten conmigo. Yo no sé vivir de otra manera que no sea queriéndolos más, cada día. Mi futuro es tenerles por siempre. 

Hablar con este icónico chofer de #MiCasaUCf, fue la confirmación de muchas certezas, pero reafirmar que los padres no son complemento y sí razón para vivir, es lo mejor.

Papá, también es papá, y Félix da fe de ello.

Por: Maydel Gómez Lago y Leslie Corrales Rosell

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