La hostilidad de los Estados Unidos (EE.UU.) contra Cuba data desde su propio surgimiento como nación, su política históricamente ha estado matizada por múltiples mecanismos y métodos. La subversión ideológica es un vivo ejemplo, con diferentes máscaras y despiadados atuendos que enluta a nuestro pueblo, quien con pasos firmes se une para defender su libertad e independencia. El trabajo tiene como objetivo profundizar en la subversión ideológica de los EE.UU. contra Cuba a partir del triunfo revolucionario hasta la actualidad para comprender las verdaderas intenciones del imperio yanqui, la posición de Cuba y el lugar que ocupa la juventud en este contexto, en defensa de la integridad de nuestra soberana patria.

La Revolución triunfante de 1959 marcó un viraje radical en el devenir histórico del país al iniciar una nueva etapa en la que confluyen el ideario martiano, el marxismo leninismo y las tradiciones de lucha de nuestro pueblo para hacer realidad el anhelo de independencia y de justicia social a partir de ser consecuente con el pensamiento de José Martí cuando expresó: “Yo quiero que la ley primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Las medidas que sucedieron daban solución a los graves problemas definido por Fidel Castro en, La Historia me Absolverá. Los logros que se alcanzan acrecientan el interés imperial de doblegar el progreso del pueblo para materializar el sueño de dominar a Cuba, hasta ahora convertido en pesadilla.

Como parte de la política opositora de los círculos de poder norteamericano contra la nación caribeña desde diciembre de 1959, la Agencia de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos confecciona un plan subversivo integral contra Cuba, aprobado por el Presidente Eisenhower en enero de 1960, mediante el cual, el bloqueo económico originaría el desabastecimiento al paralizar la vida económica y con su efecto, se extendiera el hambre, el desempleo, la falta de transporte, las carencias de medicamentos, combustible, energía eléctrica, el suministro de agua y prácticamente todo servicio social. El Memorando firmado por el Subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos lo ratifica:

No existe una oposición política efectiva en Cuba, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución es a través del desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas. (…), a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno. (Lester Dewit Mallory, 1960)

El objetivo queda claro, fomentar el descontento en la población, culpar a la dirección de la revolución, desestabilizar la vida política del país y la intervención. Esta labor subversiva cuenta con el apoyo de la emigración cubana con profundas raíces anexionistas. Las actividades transitan todos los ámbitos de la sociedad cubana, apoyo y estimulación al bandidaje; asesinatos; asaltos en zonas costeras y buques pesqueros en el territorio nacional ocasionando víctimas; incendios y atentados en zonas claves de la economía, violación del espacio aéreo; el férreo bloqueo económico, comercial y financiero, los disímiles intentos de asesinar al Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz u otros dirigentes del Estado; el uso de bombas y atentados terroristas, el secuestro a modo de campaña publicitaria y desmoralizadora como el caso del niño Elián González y los cinco héroes prisioneros sin causa probada, entre otras tantas acciones en las que se evidencian las sistemática violación de las normas del derecho internacional y de la propia Constitución de los EE.UU.

En lo internacional, EE.UU. generaliza el bloqueo, las sanciones y leyes anticubanas lo que, complejizan el desenvolvimiento de Cuba. La Ley Torricelli, Ley para la democracia de Cuba (1992), en su Carril II expone su finalidad subversiva hacia la superestructura política de la sociedad. La Sección 3. estimula la subversión, la contrarrevolución interna y fomenta los contactos con la sociedad civil cubana. La Ley Helms Bourton o como cínicamente la denominan, Ley para la libertad y la solidaridad democrática cubana (1996) muestra como hilo conductor el apoyo a una transición con un gobierno electo democráticamente en la isla y otros fines. Asimismo, designan un presupuesto para las operaciones contra Cuba, el cual asciende a más de 85 millones de dólares distribuidos en distintos programas, en los que se destaca la asignación para becas académicas.

En este orden, promueven el aislamiento diplomático; la desmoralización de la Revolución Cubana como es el caso de los intentos de anular la actitud solidaria y altruista de los médicos cubanos y en particular, del Contingente Henry Reeve para impedir el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz; el uso del chantaje y presiones a otros países en aras de limitar las relaciones políticas internacionales con la nación, restringen la participación de cubanos en eventos internacionales, manipulan los medios de difusión y las tecnologías de la comunicación para el montaje de hechos, películas, documentales de lo que aparentemente es la vida en Cuba y en la base naval de Guantánamo, para acusar al gobierno de terrorista. El personal de la SINA ejecuta acciones en nuestro territorio, atienden y estimulan la disidencia. EE.UU. acusa a Cuba de violar los derechos humanos y la incluye en la lista de países donde se practica el terrorismo.

Se aprecia de manera mayoritaria la oposición de los países, de los movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales a la internacionalización del bloqueo y la política subversiva como parte inherente. Lo dicho se manifiesta en las votaciones anuales en la ONU, al presentarse el informe, Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. contra Cuba, cuyo porcentaje, casi unánime, es a favor de Cuba. Estos resultados reflejan el desacuerdo con los métodos que emplea el gobierno y los círculos de poder norteamericano, es inconformidad ante la obligación, la coacción y la violencia, es negación a que estas formas de lucha política se extiendan e impongan a otros Estados, como ocurre hoy con la República Bolivariana de Venezuela.

Los avances de Cuba en la lucha internacional contra el bloqueo y la subversión ideológica suscitan la negociación y la coalición de la potencia hegemónica con otros países en la búsqueda de consenso para continuar y arreciar la agresividad contra la isla. Cuba articula su dinámica económica y la realidad social con proyectos de desarrollo y la apertura a las relaciones política internacionales.

A los EE.UU. no le asiste ningún derecho a intervenir en el curso histórico de la nación cubana. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1976), en su preámbulo expresa la obligación de los Estados de promover el respeto universal y efectivo de los derechos y libertades humanas, el respeto al individuo y a la comunidad. Su articulado reconoce el derecho de todos los pueblos a la libre determinación, al establecimiento de su condición política, su desarrollo económico, social y cultural y, en ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia.

La Constitución Socialista de la República de Cuba refrenda el rol del Estado de ejercer su soberanía y jurisdicción sobre el territorio nacional; repudia y considera ilegal y nulo los tratados, concesiones o pactos acordados en condiciones de desigualdad o que desconocen o disminuyen su soberanía e integridad territorial; aprueba la construcción del socialismo, el fortalecimiento de la unidad; el mantenimiento y defensa de la independencia, la integridad y la soberanía; el disfrute y ejercicio de los derechos; el desarrollo sostenible que asegure la prosperidad individual y colectiva; la equidad y justicia social; oficializa la preservación e incremento de los logros alcanzados y garantiza la dignidad de las personas y su integralidad.

La política de los EE.UU. contra Cuba, el bloqueo y la subversión ideológica trasgrede el derecho internacional, ignora y burla los acuerdos y pactos entre naciones. Ningún país tiene derecho a intervenir en otro ni efectuar acciones injerencistas. Es una flagrante violación de los derechos humanos e irrespeto al derecho de autodeterminación de la nación a elegir su destino, soberanía y la dignidad de todo el pueblo.

En apretada síntesis se muestran algunos argumentos en los que se develan las infalibles intenciones políticas del imperio yanqui con Cuba. La reflexión respecto a la posición de la juventud cubana en la subversión ideológica nos conduce al contexto sociopolítico y económico en que se desenvuelve esta generación: la correlación de fuerzas a favor del capitalismo, el movimiento progresista y revolucionario mundial de encuentra debilitado, las políticas neoliberales que se aplican impactan de manera negativa sobre los pueblos, en particular, en el tercer mundo. Una de las principales secuelas de la globalización neoliberal consiste en la desculturación y desideologización de los pueblos.

Cuba no está exenta, sus limitaciones económicas y comerciales repercuten de manera desfavorable en lo social e individual, lo que conduce a la conjugación estratégica de las metas de salvación con la sostenibilidad y la búsqueda de soluciones con la participación popular, a favor del mejoramiento en el momento histórico actual. Ello demuestra la capacidad y la preparación política del pueblo y de sus líderes para mantener el poder y la construcción del modelo social socialista.

La política del Estado Cubano obliga al enemigo a perfeccionar la táctica subversiva. Desde sus inicios, la juventud cubana es el centro de atención para la subversión ideológica. Vale recordar la situación mundial y del país a fines de la década de 1990, período de tiempo donde nacen los que hoy constituyen la fuerza juvenil. Por consiguiente, no vivieron las etapas anteriores de lucha y la realidad del capitalismo periférico que corresponde a los pueblos subdesarrollados; tampoco disfrutaron el esplendor económico del socialismo cubano y la solidaridad entre los países que conformaban el sistema socialista por lo que, han sido seriamente afectados por la crisis económica y el Período Especial. Ello permite afirmar a algunos cerebros pensantes que dan seguimiento al proceso cubano que, una vez pasada la generación actual todo será más fácil porque nuestros jóvenes no tienen definidos sus ideales y principios acorde con la sociedad que se construye; muestran escasa identificación con la doctrina de independencia nacional, el antimperialismo, el latinoamericanismo, la emancipación social, la dignificación del hombre, con el ideario martiano; las tradiciones revolucionarias y el marxismo leninismo. De esta conclusión subversiva se deriva la pérdida de identidad nacional y el éxito de la desideologización y transculturación en nuestra juventud.

Resulta oportuno reseñar la evolución de la subversión ideológica, a partir de los agentes a quien está destinada. En sus inicios se centra en jóvenes con escasa formación política-cultural y con problemas sociales o generacionales, ello facilitaba convertirlos en problemas y enfrentamientos con el medio social comunitario. Luego, en los jóvenes universitarios fundamentalmente, mediante el otorgamiento de becas en el extranjero, mientras limitaban la compra y entrada de recursos al país para el desarrollo del sistema educacional. En la actualidad intentan socavar la sociedad civil, sin desestimar a la juventud universitaria. En ello juega un rol esencial las tecnologías de la comunicación, en particular, las redes sociales. EE.UU. tiene claro el reconocimiento que hace el gobierno y el pueblo a la juventud en Cuba por considerarla fuerza promotora y el impacto negativo que puede ocasionar su actuación contraria al desarrollo sostenible y equilibrado, a favor del progreso social, en la que, además, se aprecia un envejecimiento poblacional.

La subversión ideológica hoy busca desacreditar a los dirigentes juveniles y del gobierno, estimulan el burocratismo, el ausentismo, el fraude, el robo, la ineficiencia productiva, el consumismo, el despilfarro; la indisciplina social mediante la falta de respeto, la violación de las normas de convivencia, el escándalo y las querellas. También estimulan los vicios, la corrupción, la ilegalidad, la prostitución, la droga, el alcoholismo y todo aquello que contradice los objetivos de la revolución. El único propósito es crear irritación y malestar dentro del pueblo trabajador y por supuesto, esperan el momento ideal para ayudar a la liberación y asistir a una Cuba libre, independiente y democrática. Este anhelo cada día se hace más distante.

Contrario a la subversión, la universidad se sustenta en principios políticos para el trabajo con los jóvenes: a. Conocer de dónde venimos (humanizar a los héroes y mártires); b. Dialogar respecto a la naturaleza del enemigo histórico; c. Reconocer el sentido del momento histórico y, d. La comunicación directa con los jóvenes. Sus instituciones cuentan con laboratorios de Computación y de Lenguas Extranjeras, con programas informáticos, dentro de ellos, los CD u on-line: videojuegos, multimedia, las enciclopedias Ecured, Encarta, Wikipedia; animaciones y simulaciones interactivas; tienen además Wifi, correo electrónico, acceso a las múltiples redes sociales que existen en el mundo de hoy. disponen de sitios cubanos; portales educativos; establece vínculos con Cubadebate, Cuba Sí, periódicos en línea, diarios digitales; revistas educativas, la plataforma Moodle, aulas virtuales, blogs temáticos y, cada día se perfecciona, a partir del desarrollo científico que alcanzan los profesionales de esta rama del saber.

Resultaría una la lista interminable si enumeramos las tareas que enfrenta la juventud cubana en defensa de la revolución, en la batalla de ideas, en las tareas sociales, en el proceso de rectificación y perfeccionamiento del cual son portadores directos desde sus organizaciones estudiantiles y juveniles, en los proceso productivos y tecnológicos; en la gobernabilidad mediante su participación en el referendo constitucional, en los procesos eleccionarios y en las asambleas de rendición de cuenta del delegado a sus electores. Se destacan también por su incorporación en las actividades políticas culturales, en el desarrollo científico, en el apoyo incondicional al gobierno (en lo interno y lo externo) frente a la pandemia del Covid-19, en los trabajos voluntarios y productivos. Los jóvenes universitarios luchan por la paz y el cuidado del medio ambiente.

Alzan sus voces contra el terrorismo, en particular, frente a las acciones imperiales con Cuba en aras de mancillar los frutos de la obra revolucionaria; contra los ataques a instalaciones del país, embajadas y sedes diplomáticas y de manera especial, contra la impunidad con que transitan en EE.UU. los autores de estos hechos. Manifiestan su apoyo sistemático en la toma de decisiones a favor del perfeccionamiento del sistema político cubano, a partir de su radio de acción y encargo social, entre otras razones que abren nuevos espacios de reflexión respecto al período de transición por la que aboga la subversión ideológica, ¡Transición!; ¿Hacia dónde?

Una tras otra, las administraciones norteamericanas no cesan en su empeño de subvertir ideológicamente para crear un clima de inconformidad que ponga en peligro la determinación de nuestra población de luchar por la permanencia de la revolución y sus conquistas y con ello, tratar de que hagamos dejación de la soberanía para forzar un cambio de régimen en Cuba. El pueblo cubano revela sus más genuinos valores; múltiples ejemplos de la vida cotidiana lo demuestran. La juventud practica las mejores tradiciones, asume la vanguardia en la lucha antimperialista e independentista que se protagoniza en contra del bloqueo y la subversión ideológica. Las universidades asumen la formación de jóvenes conscientes de su rol social, como elemento básico en la continuidad histórica del proyecto socialista. En este ámbito, el trabajo político e ideológico y la formación de valores constituye máxima prioridad del Estado, de él depende en gran medida, la sostenibilidad de la revolución triunfante.

Autoras:

Dra. C. Betsi C Mederos Llanes. PA. Directora de Marxismo. Leninismo e Historia, de UCf Carlos Rafael Rodríguez.

Ms. C. Gladys Pilar Hernández Morales. PA. Metodóloga de la Dirección de Marxismo Leninismo e Historia, de UCf Carlos Rafael Rodríguez.

Referencias

Castro Ruz, Fidel. Cien Horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Página 363.

Constitución Socialista de la República de Cuba.

Ley Helms Bourton, 1996.

Ley Torricelli, 1992.

Morales Esteban, Economía y Política del conflicto Cuba-Estados Unidos en los años 90. pdf.

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entrado en vigor el 23 de marzo de 1976

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