Siglo XIX. Corría el año 1895, año de insurrecciones y epopeyas mambisas. La guerra necesaria hizo coincidir a dos gigantes con machetes en los dientes y el pensamiento. Maceo y Gómez dilapidaron a las columnas españolas con solo levantar las manos. Fue una de las batallas más importantes de la invasión hacia occidente. En el centro sur de Cuba se alzó Mal Tiempo con un rostro que sabía a victoria.
Cruces era una zona bendecida por la magia azucarera y ultrajada por el ejército colonial (de 8000 a 10 000 soldados), quien había sembrado en aquel sitio un importante centro de operaciones militares. Pero solo bastaron 3 horas para el éxito mambí, para la recolección de más de 200 fusiles, municiones, caballos y un botiquín médico. Quedó deshecha la moral de los españoles, roto el mito de la inmunidad de sus cuadros, pisoteados sus intentos por detener a la furia que subyugaban.
Han transcurrido 127 años desde entonces, y Cienfuegos continúa su peregrinar para agradecer, desde el tiempo, la hazaña de aquellos cubanos. Hoy, el escenario es diferente: no hay machetes cortando en dos uniformes de rayadillos, sino todo un pueblo, que recuerda los sucesos y continúa el camino con los pies puestos sobre las mismas huellas.
En la mañana del 15 de diciembre de 1895, varias tropas hispánicas se desplegaron, como hormigas, desde el Cuartel General de Las Cruces, posicionándose en distintas zonas del territorio. Alrededor de las 10 de la mañana del propio día, las caballerías mambisas llegaron al Central Teresa, que estaba dispuesto para comenzar a expeler azúcar y melado. Los invasores hicieron una fiesta de fuego en los cañaverales, mientras que la guarnición hispánica del ingenio se limitó a contemplar el espectáculo.
Varios españoles merodeaban ya la zona de Mal Tiempo, buscando, como perros sabuesos, cualquier huella cubana. Se escuchó un disparo. Provenía del centinela de un grupo de patriotas locales, que habían divisado, a menos de 500 metros, a las hordas mambisas. El suceso puso en alarma a ambas partes. Cuando la extrema vanguardia cubana se percató de la situación, desplegó su guerrilla, dando un giro a las órdenes que traía. Los españoles lograron organizarse en cuadros de defensa e hicieron fuego.
El brillo del machete en el aire hizo titiritar a toda la infantería enemiga. El pánico viajaba de un lado a otro, y sucumbían las escuadras frente a tanto ímpetu mambí. Pocos mostraron resistencia. Un Comandante Canario intentó, en vano, rehacer el núcleo hispánico que huía, abandonaba los fusiles y municiones en el campo, se tiraba contra el suelo y se escondía. La victoria irrefutablemente quedó en manos de los invasores.
Más de un centenario después, la ocasión fue ideal para conmemorar, además, los 50 años de la declaración de Cruces como territorio libre de analfabetismo, el propio 15 de diciembre, pero de 1961. Varios de los alfabetizadotes recibieron una flor y el aplauso de decenas de estudiantes que agradecen desde las aulas la proeza de los faroles y las cuartillas.
Mal Tiempo sobrevive, lo hará siempre, teñida de rojo y machete; Mal Tiempo es la cumbre de la valentía que desempolvó en Cienfuegos a decenas de españoles. Mal Tiempo es Maceo y Gómez y decenas de mambises desayunando ralladillos, comiéndose, de un bocado, al mismo régimen colonial.