La vida, las sociedades, el mundo, se renueva de forma constante. Cada día algo cambia, algo evoluciona, alguien nace. Emerge el futuro del vientre del pasado, y crece, desmedidamente cada día, e intenta ser, ser diferente. Aparecen ante los ojos de todos, un puñado de jóvenes que dejan de ser niños, para convertirse en el relevo, en el mañana.
Con el objetivo apoyar, y velar, por el desarrollo de las sociedades a través de sus jóvenes, el 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General, atendiendo la recomendación de la Conferencia Mundial de Ministros, aprueba el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Día en el cual deben proclamarse, con más fuerza, la lucha contra todas y cada una de las dificultades de las que son víctimas los jóvenes.
Sin embargo, no son pocos, ni leves, los problemas que en la actualidad enfrenta un joven. El peligro de que se reflejen esas contrariedades en los pasos futuros de cada nación, es una cuestión seria que debe tenerse en cuenta. Mucho está en juego. Quizás no se le preste la debida atención, tal vez se crea es cuestión pasajera que se solucionará con el tiempo. Pero no es así.
En la mayoría de los países del mundo los jóvenes atraviesan por situaciones graves, cruciales, que cambian por completo sus percepciones. Y, por norma general, casi nunca hay vuelta atrás. Por eso es tiempo de actuar contra cada uno de estos males que les afectan: contra la pobreza, el analfabetismo, el desempleo, enfermedades (VIH / SIDA), la violencia, la delincuencia, drogadicción y el abuso.
Es la juventud la edad (entre 10 y 24 años) de los cambios más importantes en el ser humano. Es la edad de la madurez, de las tormentas de agua por los problemas, de las soluciones difíciles y las más grandes preocupaciones. Es la edad de la acné, de los desórdenes psicológicos, el estrés, la ansiedad, bulimia, anorexia, depresión… Motivos más que suficientes para acortar la soga y mantener la vigía constante. Contrariedades en cuanto al abuso de las drogas y bebidas alcohólicas, una educación sexual no completa provocando embarazos no deseados, abortos, etc. Otras de las complicaciones alarmantes, es el fracaso y abandono escolar, la explotación juvenil y el uso militar de los niños.
Siempre es tiempo para comenzar, para borrar los malos pasos y volver a escribir la historia. Estamos a tiempo de salvar a la juventud, al futuro, a la semilla de todos los cambios, a la vida misma.