Su obra Aforismos sobresale y destaca su mente lúcida. A lo largo de su vida anotaba en una libreta todo acontecimiento que le llamara la atención, y luego lo convertía en literatura. José de la Luz y Caballero es otra alma grande de Cuba que legó mucho más que sus esencias.

Pedagogo por excelencia, contribuyó a la formación de más de un intelectual en la Isla y gracias a los demás libros que fue componiendo, muchos otros pudieron trazar con dignidad sus caminos.

De su tío, José de la Luz, emprendió el sendero de los estudios, interesándose muchísimo por ellos y llegando a ser un intelectual de altura en poco tiempo. Con apenas 12 años ya estudiaba latín y filosofía.

Tiempo después ingresa al sacerdocio, impulsado por las tendencias de la época, en el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Allí también se graduaría como bachiller en leyes.

Junto a Félix Varela (cuya figura influyó notablemente en Caballero) emprendió una lucha contra las enseñanzas escolásticas que eran practicadas en Cuba, basados en los estudios de filósofos europeos y de las tendencias más actuales del siglo.

Contra el clero español y sus comportamientos también arremetió José, gracias a los conocimientos sobre teología que adquiriera. Esos mismos desacuerdos propiciaron su distanciamiento con el claustro religioso y comenzó a desempeñarse entonces como director de la Cátedra de Filosofía del Seminario de San Carlos.

Viajes por numerosos países (Inglaterra, Escocia, Francia…) le hicieron madurar en su pensamiento que parecía crecer sin límites. Sus periplos también le sirvieron para adquirir instrumentos importantes para el Gabinete de Física y el Laboratorio Químico del Seminario de San Carlos.

Colaboró también con numerosas revistas que se prestigiaron con sus artículos.

Su más significativa contribución como pedagogo, que iba más allá de las enseñanzas en sí, radicaba en que sus alumnos fueran capaces de pensar por sí mismos y no reproducir esquemas manidos e inservibles. Su punto de inicio para el conocimiento eran la experiencia y la observación.

Gracias a José de la Luz y Caballero, la historia pedagógica del país se perfiló un poco por fuera de los cánones, luchando siempre la independencia y calidad de la enseñanza.

Elaborado por la Dirección de Comunicación Institucional.

 

 

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