Negar el desarrollo de las nuevas tecnologías no es procedente en estos tiempos, aun cuando para algunos su uso solo se reduzca a Facebook.
Es inevitable el avance de los dispositivos digitales y las plataformas que en ellos se sustentan; pero ojo. Como dicen las abuelas “no todo lo que brilla es oro”, y los sucesos acaecidos en los últimos días en nuestro país son una muestra.
Lo que en un inicio parecía un llamado de “ayuda” para Cuba y Matanzas, terminó en acciones vandálicas, cuyos resultados sobrepasan la indecencia, el desorden y la perturbación: personas heridas y daños a diversas instalaciones en varias localidades.
¿Cómo sucedieron las cosas?
Pues justamente las redes sociales devinieron vehículo ideal para desatar lo ya conocido. En declaraciones a Russia Today (RT) el analista español Julián Macías Tovar, explica que “la campaña tiene como tres fases, parece articulada, no espontánea, y todo empezó por el pico de casos de Covid, lo que sirvió para articular que fuera trending topic mundial».
Si entre el dicho y el hecho hay un gran trecho, entre la realidad virtual y lo que sucede en la vida real la diferencia es abismal, aunque no pocos piensen que lo mostrado en Facebook, TikTok y Twitter es la vida misma, incluso la única vida posible.
Ya lo dice su definición: son redes sociales, no oráculos, ni ágoras donde se decide lo terrenal y lo divino.
Según el analista ibérico, dos millones de tuits en los que se usó el hashtag #SOSCuba se generaron durante los pasados días 10 y 11 de julio, pero todo comenzó mucho antes: “#SOSCuba apareció el 5 de julio para hablar de la difícil situación del hospital de Matanzas, pero el récord de muertes del día 10 y 11 hizo que su difusión se multiplicara, coincidiendo con la realización de manifestaciones en las calles de las principales ciudades de la Isla”.
No pocas personas “se montaron en ese tren” y así le hicieron el juego a quienes lejos de ayudar, pretendieron caotizar la Cuba verdadera, muy distinta y diferente a los bulos que pululan en Internet.
Cada vez, con más fuerza, las noticias falsas se enseñorean en la red de redes; de ahí que revisar, contrastar, consultar, serán claves para no irnos “con la de trapo” como decimos en buen cubano.
Los padres, sin intervenir ni dirigir la vida de sus hijos jóvenes, están en el deber de alertarlos, instruirlos y quitarles la idea a algunos de que, porque lo vio en Facebook, lo que ve es verdad. Esta, como casi todas, es una corporación norteamericana al servicio de la ideología y los intereses de ese gobierno.
Múltiples ejemplos compartidos en medios nacionales e internacionales demuestran cuánto tergiversaron los hechos, mostrando imágenes antiguas y correspondientes a otros lares; incluso, dieron cuenta de personas muertas que luego aparecieron “vivitas y coleando” para desmentir tal acción, tan vil como repugnante.
Así que, a la luz de estos tiempos de tanta técnica utilizada para intrigar e instigar, hay que pasar de las actitudes ingenuas e inocentes, porque el precio puede ser muy alto y para cuando reparemos en ello, el daño estará hecho y posiblemente no sea reversible.
Entonces no se niegue el acceso a la tecnología, pero manténgase atento, pues detrás de una inocente foto, un audio compartido como al descuido y otras sutilezas puede venir el más atroz daño que se pueda sufrir.
Por: Tay Toscano Jerez